martes, 12 de junio de 2007,11:39
El amor. La extinctión...

»Atención. Estás leyendo la tercera parte de esta historia. Puedes leer su comienzo más abajo.
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El Día del Asesinato del Millón de personas, cuya importancia histórica fue tal que se lo nombró también el Día de la Deshumanidad, era aparentemente una masacre sin sentido, algo que se alejaba mucho de la realidad. Sí había motivos por los cuales se había cometido tal genocidio, pero sus orígenes andaban tan y tan arriba de las jerarquías que el encubrimiento logró vencer a la libertad de expresión y a la igualdad y al derecho de información...

El gobierno dijo que había sido un atentado de un grupo terrorista nacido recientemente en aquellos tiempos. Pese a esto, y también al encubrimiento, muchas entidades privadas parecieron internarse profundamente en el asunto y al cabo de tres años la Teoría del Control de la población era toda una realidad...

Realmente debo reconocer que este mundo sin diferencias entre nadie, sin nacionalidades, sin nombres, sin discriminación... es una mierda.

Podría decir que, de alguna manera, el desenvolupamiento de la sociedad se había estancado e incluso había hecho una marcha atrás. La Red Interconnect Networks, también conocida como Internet, fue prohibida a la población con la excusa de que se podría conspirar contra el gobierno y a partir de aquel momento solo la utilizaron entidades oficiales del gobierno y el ejército. Con esta desmesurada medida, que provocó una revolución equiparable a la de la ley de los nombres, hizo que grandes corporaciones mundiales como Microsoft cayeran en la miseria. Más factores que afavorecieron la bajada de la economía mundial.

También se prohibió la utilización de dispositivos con tecnología infraroja o inalámbrica, ya que estos eran recursos que se guardaban ahora para el ejército y las operaciones militares.

Se tomaron rigurosos controles en las principales cadenas televisibas, y las radios desaparecieron.



El gobierno invertió gran parte de dinero a las investigaciones científicas, tanto en los departamentos de la biologia y sus componentes, como a las investigaciones médicas, nucleares, y experimentales. Esto hizo que se destinaran muchisimos puestos de trabajo para cientificos y este fue el principal oficio de toda la población mundial a partir de los años 50.



Vi pasar muchos más tanques y camiones militares. Yo aún no sabía nada del Día del Asesinato del Millón de personas, y mucho menos de la Teoría del Control de la población. Así que lo primero que se me pasó por la mente fue que aquello era un atentado o un aguerra o... no podñia saberlo. Corrí tanto como pude para llegar al otro extremo de la calle, pisando cabezas y cuerpos y brazos mutilados... nunca me había sentido tan asqueado.

Vi la torre de la iglesia y debo reconocer que mis labios, por unos segundos, llegaron a esbozar una leve sonrisa.

El parque estaba como siempre... con sus árboles, sus bancos de madera... aunque ahora los bancos no estaban abarrotados de ancianitas que charlaban sobre si las manchas era mejor quitarlas con aceite o con agua y sal.

Corrí, corrí. En la puerta de la iglesia había un hombre que parecía estar vigilando. Cuando me vio se alertó pero al poco se tranquilizó y me dijo que me acercara con sus brazos.

-¿Qué está pasando aquí? -le dijem antes que nada.

-Entra antes de que nadie te vea. -dijo. -Entra, ¡por dios!



Le hice caso y entré a la iglesia. Allí dentro debía haber... unas quinientas personas. Y siendo una iglesia como era, todo estaba muy silencioso, solo se escuchaban leves conversaciones y gente rezando...

Parecía el típico punto de refugio cuando un huracán pasaba sobre la ciudad. Muchas personas estaban estiradas en el suelo con mantas, había muchas botellas de agua por todas partes y todos estaban tristes... todos tenían miedo. Como yo. Y al girar acercarme al primer grupo de personas escuché:

-Jal-3px!

Era mi madre. La vi en la cuarta fila de sillas, junto a los vecinos. Me acerqué a ella corriendo con intención de abrazarla pero una fuerte explosión hizo temblas a toda la iglesia y me caí del susto y todo el mundo gritó y la gente comenzó a moverse...

Las puertas de la iglesia se abrieron de repente y entraron unos guerrillas vestidos con uniformes negros con ametralladoras y gritaron y se acercaron a la gente y parecía que estaban llevándose a ciertas personas... aunque al azar. Todo el mundo allí reunido pareció pensar lo mismo, que fue huir. Pero quinientas personas no eran compatibles con los estrechos pasillos que había entre los bancos de la iglesia y entraron aún más guerrillas para disparar posteriormente hacia todos lados. Cuando me agaché por simple instinto de supervivencia, bajo el banco donde cientos de personas habían estado predicando su fe anteriormente, la vi a ella. sae-w9s...

Ella me miró con aquellos ojos que tanto me gustaban. Estaba llorando y le tendí el brazo para arrastrarla junto a mí y así lo hice. Los guerrillas ahora ya estaban disparando aleatoriamente a cualquier persona de allí, es más, ahora mismo me atrevería a decir que tenían la intención de matarnos a todos.

sae-w92 y yo nos arrastramos por el suelo, impulsándonos con nuestros codos y piernas, viendo cómo las personas iban cayendo una a una delante de nosotros...

quizás fue la suerte o quizás fue el descontrol que había allí lo que nos permitió meternos en el confesionario y acurrucarnos los dos allí durante horas y horas.

-No... -me dijo temblando. -no sé...

Ya ni lloraba. Temblaba de tal forma que su pronunciación era peor que la de un abuelo sin dentadura. La abrazé con fuerza para que se calmara, aunque estar calmado ante una situación así podía parecer incluso egoísta.

No pasó poco rato hasta que nos atrevimos a salir de aquel lugar tan confortable e íntimo. Todo estaba oscuro, tan solo la leve luz de unas velas podían permitirme ver en suelo de la iglesia. Aunque no quise mirar al suelo, no quería ver la cara de ninguno de los cadáveres. No quería saber que aquello fuese real, no todavía...

Ella me cogío de la mano y nos juntamos y se apoyó en mi hombro. Era algo más bajita que yo.




Nos quedamos allí, los dos solos en la oscuridad, a la espera de que nada ocurriese y así poder estar tranquilos, aunque tan solo fuera por un instante...
 
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domingo, 3 de junio de 2007,12:24
La sociedad. La extinción...
Parte 2

»Atención. Estás leyendo la segunda parte de esta historia. Puedes leer su comienzo más abajo.

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Y desde luego aquello no era el Show de Truman. Nadie me estaba gastando ninguna broma, lo que mis ojos veían era la realidad y la realidad era que habían matado a siete personas, entre ellas un niño y una anciana, delante de mi casa, situada en el barrio más apacible y tranquilo de todo el mundo, seguramente.

Porque la ciudad donde yo vivía era de las pocas ciudades que quedaban en el mundo...



[world.jpg]





Con el comienzo de las guerras petrolíferas, ya pre-acontecidas después del atentado del 11-s, los países subdesenvolupados tuvieron un as en la manga y se aliaron con los países más fuertes, como Estados Unidos, Russia y Japón. Y así lo que sucedió fue que los anteriormente conocidos como países desenvolupados se vieron sin nada, y cayeron. La III guerra mundial, comenzada el día 2 de Febrero de 2017, se prolongó hasta diez años después, momento en el cual la población mundial ya se había reducido a dos tercios. La línea del ecuador parecía ser un eje de destrucción vital... desaparecieron todos los países que había allí. Ahora conocemos a toda aquella concentración de países como "La franja vacía". Un nombre verdaderamente cruel, teniendo en cuenta la de gente que tuvo que sufrir y morir para poder dar alimento precisamente al que fue capaz de inventar un nombre tan terrible y orgulloso.

Fue por esto, y no quiero desviarme del tema, que la población mundial, tanto europea como americana, se concentró tanto al norte como al sud, podríamos decir que, literalmente, la gente se fue hacia los polos. Esto también se debió a las altas temperaturas que el planeta estaba asumiendo con el calentamiento global, aunque esto ya no parecía ser un problema cuando, en el año 2014, poco antes de la III Guerra mundial, se implantaron los parques regeneradores, algo así como parques eólicos pero con grandes árboles mecánicos que absorbían el dióxido de carbono del aire.
Los países orientales, básicamente Japón y China, ya que las Coreas desaparecieron también, se "trasladaron" hacia Europa, la cual adoptó entonces el nombre de Euroasia. Por eso no es extraño que vayas por la calle y te encuentres un japonés, un chino, un noruego, un americano... porque ahora ya no existe la nacionalidad. Ahora todo el mundo es igual.


Corrí hacia la mesita y me metí la nota de mi madre en el bolsillo. Me temblaba todo el cuerpo. Si mi madre me había escrito aquella nota es porque había peligro, y desde luego que lo había después de ver la masacre acontecida en la calle. Pero si tanto peligro había... ¿porqué me había dejado solo? Y papá... también. Podría haber venido a buscarme. Pero yo estaba solo allí, y debería ir solo a la iglesia, entre todo aquel peligro...

Pese a que en la nota se me decía explícitamente que acudiera a las 16, decidí que quedarme 2 horas encerrado en mi casa haría comerme la cabeza de una manera tal que terminaría suicidándome mentalmente. Y esto contrarestaba a todo el miedo que pudiera tener, así que fui a mi habitación a cojer las llaves de casa. Y cuando iba a salir, vi su foto,


sae-w9s...





Aquella foto me traía buenos recuedos, y aún lo hace, de aquel día que pasamos juntos, ella y yo... me atrevería a decir que fue el día más feliz de mi vida. En la foto sale con una cara casi de asusto, pero es que ella se estaba aún acostumbrando al idioma de aquí y cuando el fotógrafo le hablaba ella no entendía nada y entonces él le hizo un gesto para que se pusiera bien el pelo y ella lo imitó y el flash se disparó... creo que el propio fotógrafo quedó impactado de cómo con tanto desentendimiento acabó saliendo una foto tan bonita...
Cogí la foto y le quité el marco, e introduje la foto en una carpeta muy fina que me puse debajo del jersey. Fuese lo que fuese lo que sucedía, si tenía que llevarme algo de mi hogar para protegerlo, sin duda lo más preciado para mí era aquella foto.

Y salí, ahora sin miedo, porque llevaba conmigo la foto de sae-w9s.





Con temor a tropezarme con los asesinos que habían cometido aquella masacre, tomé el camino hacia el bosque, que aparecía quizás algo oscuro en aquel mediodía de un domingo.



Como largas serpientes que ascendían hacia la luz en busca de algún tipo de esperanza, los troncos de los árboles eran finos pero había muchos; y los árboles parecían estar perfectamente distribuidos en líneas tanto verticales como horizontales.
Puedo admitir que entonces sí, me cagué de miedo.



Y me puse a correr como un desesperado para cruzar el bosque cuanto antes posible...







Y al cabo de unos 5 minutos ya había llegado al otro extremo. Fue sencillo volver a recobrar la calma al ver las casas y las calles y los coches aparcados y ¿personas caminando?


Sin dudarlo ni un momento me acerqué a una mujer que paseaba su perro tranquilamente, le pregunté:

-Señora ¿qué está pasando?
-Pues yo... no sé. ¿Puedes decírmelo tú?
-No -respondí.
-Bien, muchacho, será mejor que vuelvas a casa con mamá.

Y se fue, como si nada. Entonces me planteé si lo que había ocurrido había sido un sueño o una visión, pero no lo era porque aún tenía la nota de mi madre en el bolsillo.
Seguí caminando calle arriba, y vi a dos personas más, paseando tranquilamente, y un coche también, en movimiento claro. Pero una vez crucé la avenida, en el barrio del centro lo que se acontecía era mucho más impactante.

Lo primero que vi fue un tanque. Después tres o cuatro furgones militares, y toda una calle desierta. Otra vez lo mismo, ahora sí que estaba ocurriendo algo definitivamente. Evité a los vehículos militares y doblé esquina en cuanto pude, pero al mirar enfrente el impacto fue tal que vomité instantáneamente.



Más cadáveres. Muchos. Decenas...




Pese a todo, y a mi fatal estado de salud en aquel momento, mi cuerpo siguió caminando incansablemente hacia adelante, apartando con el pie a los cadáveres, todos desnudos y mutilados, incluso uno tenía la cabeza rebanada.

Ya lo he dicho antes.



7 de Octubre de 2039... el día del Asesinato del Millón de personas.

 
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miércoles, 30 de mayo de 2007,4:38
El mundo. La extinción...
Parte 1

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Año 2046.



El mundo, tal y como está ahora, no tiene vuelta atrás.


Han sido años y años de desesperación, incredulidad, revelación y miedo...







La vacuna contra el VIH fue totalmente inútil, la lucha contra la Epidemia Biológica que comenzó a aparecer a comienzos de los años 20 ha durado hasta el punto de pensar tan solo en la raza humana y dejar a las otras especies animales totalmente expuestas a la extinción. Además, las investigaciones con la nanotecnología habían fracasado, y los recursos petrolíferos del planeta habían quedado exhaustos; y pese a los muchos preparatorios y planes que se habían hecho para esto, la economía mundial bajó de una forma repentina. Y más epidemias, enfermos por más mutaciones del VIH, la gripe aviar recientemente reaparecida...

Murió tanta gente... aunque lo que realmente fue decisivo para la desesperación apareció un día como otro cualquiera,

7 de octubre de 2039... un día que jamás olvidaré.



Puedo recordarlo como si hubiese sucedido ayer mismo.





Me levanté. Mientras discurría adormecido por el pasillo hacia la salita, noté en el ambiente un silencio perturbador. Más que un silencio, era como si ahora cualquier sonido se escuchase más fuerte... podía incluso escuchar cómo las hojas de los árboles se movían a merced del viento; un viento seco y frío cuya aparición habían diagnosticado ya los Hombres del Tiempo por la televisión.


Se me ha olvidado decirlo. Era un domingo por la mañana. Así que me levanté tarde, debía ser mediodía ya. No había nadie en casa, un hecho no muy extraño un domingo por la mañana. Pese a todo, no me detuve a la hora de mirar en cada una de las habitaciones para comprobar que, efectivamente, no había nadie en casa...


Quizás la aparente tranquilidad que se respiraba fue lo que me hizo pasar de largo al lado de la mesa de la salita. Pero cuando volví a pasar por allí, para volver a mi habitación, vi la nota, escrita en un trozo arrancado de papel:



jal-3px, a las 16, en la iglesia del parque. Ve. A las 16, ni antes, ni después.




De tu mamá, que te quiere.








Sí. Mi nombre es jal-3px.

Por razones de seguridad, el gobierno decidió que los nombres reales se ocultarían bajo un código que constaba de dos partes diferenciadas por un guión, la primera con tres letras provinientes del nombre y apellidos reales i la segunda con una combinación de 3 carácteres aleatorios, aunque siempre determinados y registrados en los nacimientos de todas las personas. De esta manera, se aseguraba que cada uno de los habitantes del mundo tuviera un nombre propio que nadie más tuviese.


Cuando esto sucedió, hubo tantas quejas...

Manifestaciones, revoluciones, batallas, atentados, asesinatos...




Tan sólo 3 semanas después de que esta nueva ley estuviese vigente, 2 ministros ya habían sido asesinados.






La primera vez que leí la nota no la entendí. Tras leerla un par de veces, su significado ya me quedó algo más claro, pero la tercera vez fue diferente porque traía banda sonora. Disparos.

No supe cómo reaccionar, aunque lo primero que hice fue acercarme a la ventana para ver qué estaba ocurriendo. Se me pusieron los pelos de punta...


Había un par de coches destrozados, seguramente accidentados entre sí, y otro coche más, totalmente nuevo, plantado en medio de la carretera con las puertas y el maletero abiertos. Y no había nadie en él. Y por si esto no suena raro, además había un contenedor de basura tirado en medio de la calzada y restos de basura por todas partes y cadáveres. Conté hasta 7 cadáveres...



Y vi sangre, porque desde luego aquella gente no había muerto porque se les había arrebatado el alma, la mitad de ellos mostraban agujeros en sus cráneos o torsos. Entre los cadáveres, conté: tres hombres jóvenes, un hombre mayor, una chica joven, una señora mayor, con el bastón aún en la mano, y un niño.


Supe entonces que la nota de mi madre no iba ni mucho menos con un tono de humor. Iba muy en serio.






Algo estaba pasando... y fuese lo que fuese... de bueno no tenía un pelo.

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